Especial.
Podría decir que sos especial, pero no es así, no porque no lo seas, si no porque en mis ojos todas las personas son especiales de una u otra forma; entonces me doy cuenta que no sos vos, soy yo; soy yo la que se siente rara, especialmente rara cuando estoy con vos y vos estas conmigo también y entonces estamos juntos. No es general, no me pasa con el chico del quiosco y su espléndida sonrisa, porque no me alcanza, ni tampoco con la profesora de contaduría que me guiña el ojo cuando resuelvo todo bien, ni con el vecino que me regala brotes de sus plantas para adornar mi jardín. Es muy particular, porque no importaría si fueras mas alto o mas bajo, de tez mas clara o si fueras oriental, da igual porque no tiene forma, o tiene todas las formas, pero está ahí, detrás de tu pecho enredándome el cuerpo, volando mi mente, colmando los espacios, abrigando mi invierno. Y es ahí cuando entiendo que es lo mismo si es martes o viernes, si llueve o hay un sol gigante plantado en el cielo, si todo salió bien o el día me hizo llorar. Estás ahí, mirándome tan callado y diciendo tanto, liberándome cada parte del alma con tanta fuerza que parece algo del cielo y de Dios. Es diferente, es impoluto y elegante, sincero y vehemente, de novela, de carta de amor, de película cincuentona, una melodía de jazz; bello y tranquilo como un lago en otoño dónde las aquietadas aguas forman grandes círculo concéntricos cuando alguna hoja seca cae y le acaricia la frente: cristalino y jovial, pero nuevo aunque sea viejo, como esto, que es distinto y tan igual porque tiemblo y me miras, sonrío y te beso la mejilla mientras vemos desde el balcón al sol cayendo: adiós de luz, la veremos mañana, ¿la veremos?.
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