martes, 12 de febrero de 2013

A la sombra.



Ya te hice fuego, te hice viento, te hice amor, te hice cenizas; ya fuiste volcán y manantial al mismo tiempo, ya fuiste halcón, león y serpiente... ya fuiste. 
A la sombra una puerta entreabierta trae detrás otras puertas entreabiertas, otros destinos, otros pasajes y otras vidas. Cuando la llave se pierde, se va con ella todo porvenir dejado de lado, ese porvenir que hoy necesito. Ya no recuerdo donde buscar. Ya no quiero buscar. 
Deje atrás todo un laberinto de palabras dichas y no dichas, hechas polvo por el desgaste natural de las cosas. Ya no duele ni en el fondo, es mas bien una molestia, como una urticaria sin tratamiento, solo cesa con el tiempo y algún que otro antibiótico.
Desaparece todo y aparece algo nuevo, una luz al final del camino que no implica la muerte, que me hace feliz sin un porque en especial, donde el ardor se va y las heridas se curan... ¿cicatrices? de esas las tengo de todo tipo y color, son las que me recuerda que aún sigo viva, viva y mas fuerte porque me supero y superarme me hace parte del canon de la resurrección continua. Nazco, vivo, amo, muero y resucito con el sol.

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