Mi Princesita.
Si hubieras aprendido el castellano podría haberte dicho en palabras cuanto te amé; si supieras entender mis gestos hubieras sabido lo mucho que me gustaba ver la luna en tu compañía; si yo hubiera tenido un poquito de la mente felina, hubiera sabido que me pedías en cada maullido.
Podría decirte lo mucho que voy a extrañar tus lamidas secas y rasposas, el ruidito cascabelero sonante en tu caminar, el aroma de tu comida, la textura de tu pelaje,tus ojos... grandes ojos amarillos dorados, mirándome en contraste con tu pelaje negro brillante, tu elegancia al pasar, la sensualidad de tu caminar. Pero no, la vida no te quiso eterna, te llevó cuando se dio cuenta que tu plazo fue mucho, tu lucidez demasiada, tu amor, ese si que fue incondicional.

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