miércoles, 13 de junio de 2012

Día de lluvia.


Por alguna razón el mundo deja de girar cuando llueve; la gente se esconde y el único sonido es el de la lluvia, gotas que caen sobre la tierra, sobre los árboles, sobre alguna chapa, este último es mi favorito. Por momentos se escuchan autos que pasan porque la tormenta los agarró desprevenidos, y todo porque es domingo, los días de semana es distinto. Es la paz del alma, la conexión mas pura con el infinito cielo, la salvedad de los sedientos, la esperanza de los pobres, la cura de los enfermos, la caricia de Dios... no hay nada mas renovador y sincero que la lluvia..
Ahora son las 9 de la mañana y no para de llover, en el cielo se ven algunas luces provenientes de un relámpago  atrevido que anuncia la llegada de un trueno, siempre tan puntuales, no pasan desapercibidos. A pesar del mojado clima, los pájaros cantan, se los ve divertidos sobre el tapial, a ellos parece no importarles el temporal; algunos vuelan como queriendo esquivar algunas gotas, ¿se podrá?.
Yo aprovecho y abro todas las ventanas, para que el olor a lluvia y el airecito fresco invadan mi casa.
Domingo de verano con lluvia, imposible dormir hasta tarde y perderse todo esto.
A pesar de todo sigue siendo un domingo triste, y a mi ya me arden los ojos, pero no cambio este paraíso, ni por la muerte mas dulce, ni el amor mas noble, ni la vida eterna, ni el sol mas radiante, ni los amigos mas fieles.
No hay nada en el mundo que tenga para mi algo mejor que un día de lluvia.

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